Realizamos este rito, como parte de las actividades de inauguración de una Feria de Salud Alternativa que tuvo lugar en los jardines de la Municipalidad de Pudahuel, en Santiago de Chile, lugar amplio con un hermoso paisaje.
Contamos con la presencia de los y las participantes de la Feria, grupos de plantas medicinales, grupos de sanadores y sanadoras, grupos de indígenas, autoridades del gobierno local, alcalde, intendente regional y de los auspiciadores de dicho evento, representantes de la Corporación Nacional del Medio Ambiente. El objetivo que nos planteamos fue que los y las participantes pudieran sentirse parte de un todo y corresponsales del sentir de la Madre Tierra.
Para motivarles a participar, después de muchas y largas intervenciones, llamamos a formar un círculo tomándonos de las manos, contándoles que esa es la manera en que nuestros pueblos originarios se juntaban alrededor del fuego, haciéndoles notar que de esta forma nadie está sobre otro u otra, que estando así todas y todos somos iguales. Luego nos frotamos las manos conectándonos con la energía vital e imaginamos que entre nuestras manos estaba el mundo y pensamos en nuestras heridas y también en nuestros sueños. Inmediatamente después tocamos con nuestras manos nuestro propio corazón, sintiendo sus latidos. Poco a poco, nos fuimos inclinando y quedando de rodillas, manteniendo la mano izquierda sobre el corazón y la otra sobre la tierra, intentando escuchar los latidos de ésta, tratando de sintonizarnos con ella y sentir sus dolores. Se mencionó la gran importancia que tiene reflexionar sobre el daño que se le ha causado a la tierra y los diferentes grados de responsabilidad que existen al respecto. En especial, se instó a tomar conciencia sobre el uso y abuso que hacen los países y sectores más ricos de los recursos del planeta y la responsabilidad de las autoridades respecto de las políticas que generan. Posteriormente nos pusimos de pie e invitamos a que cada uno y cada una tocara su plexo con ambas manos contactándose con su poder y se motivara a pensar en lo que ha hecho, pero también en lo que puede hacer para que este un mundo sea más sano y más feliz. Luego nos tomamos de las manos nuevamente, compartiendo este poder. Finalizamos este rito haciendo un llamado al compromiso que tenemos desde los diversos espacios y quehaceres para sanar nuestros cuerpos y la Tierra.
Colectivo de mujeres Araucaria
Verónica Aravena Olate