Publicado en: http://larepublica.pe/impresa/opinion/796413-teologia-feminista
Escribe: Rocío Silva Santisteban
¿Dios es hombre? La tradición católica nos ha enfatizado esta idea, por eso, su jerarquía patriarcal, su conceptualización androcéntrica, su pecado encarnado en el cuerpo de una mujer. Por eso Eva y no Lilith. Por eso las cruzadas, la Inquisición, el Malleus Maleficarum. Y sin embargo, las mujeres dentro y fuera de las diversas iglesias siguieron pensando en la trascendencia más allá de esta visión enfocada en loar a la masculinidad.
Desde el aprendizaje de Hildegarda de Bingen y la inmensidad de la botánica al servicio de la sanación de heridas corporales y espirituales hasta, de un tiempo a esta parte, mujeres tan disímiles como Teresa Forcades y su compromiso político con su tiempo-histórico en su Cataluña natal o Ivone Gebara y su propuesta de lectura de la vida en clave ecofeminista. Digamos que la teología se ha dejado permear por un soplo diverso y ha encontrado otros caminos para llegar a un acercamiento diferente a Ni-el-Ser-Ni-el-No-Ser, es decir, Dios.
Como sostiene Ivone Gebara: “Ocurre que la opresión y la exclusión sufridas por las mujeres parecen más legitimadas por este sistema basado en una jerarquización excluyente a partir del género, la raza, la clase […] Una postura ecofeminista para mí es una postura política crítica sustentada en la lucha antirracista, antisexista y antielitista”. Por eso Gebara sustenta su discurso y su pensamiento en la teología ecofeminista como una propuesta crítica que, me lanzo a conjeturar, de alguna manera inspiró la Encíclica Laudato Si.
La teología feminista latinoamericana nace de una lectura con perspectiva de género de la teología de la liberación, en especial, de los textos de Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff contrastados con el día a día de las mujeres pobres, indígenas, excluidas, madres solteras, enfermas, cuidadoras de enfermos y violentadas de diferente manera. Esas mujeres sencillas que en su lucha diaria encarnan la sacralidad y esas otras mujeres, desde el ámbito de la fe, que debaten a Pablo de Tarso o cuestionan a Agustín de Hipona.
Su primer punto de encuentro fue el Congreso de Tepeyac, México, en 1979 y uno de los últimos será el congreso “Teología Feminista: cuerpos, género y territorio”, a realizarse desde este miércoles 24 hasta el sábado en el auditorio de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Precisamente en ese espacio escucharemos a Nancy Cardoso, la teóloga metodista brasileña, y le rendiremos un homenaje a Rosa Dominga Trapasso: la enorme hermana de la orden Maryknoll, fundadora del movimiento El Pozo y una de las pioneras de esta corriente en el Perú desde 1954.
Post scriptum: aprovecho para reconocer mi admiración por Francis Chamberlain, sacerdote jesuita, homenajeado ayer en el Congreso y hoy en su Ayacucho adoptivo: un cura feminista y combativo.